"(...) Con él se podrá exigir al Estado establecer normas y políticas integrales contra la violencia machista, financiarlas e intentar erradicar la violencia desde su base, arraigada en la cultura; y responsabilizar al Estado cuando la avale. También se podrá exigir legislación y políticas públicas sobre los distintos aspectos discriminatorios hacia las mujeres, tales como igualdad salarial, educación no sexista, acceso a la justicia, entre otros. (...)"
Evaluada por:
Artículo 27
1. Todas las mujeres, las niñas, las adolescentes y las personas de las diversidades y disidencias sexuales y de género tienen derecho a una vida libre de violencia de género en todas sus manifestaciones, tanto en el ámbito público como en el privado, sea que provenga de particulares, instituciones o agentes del Estado.
2. El Estado deberá adoptar las medidas necesarias para erradicar todo tipo de violencia de género y los patrones socioculturales que la posibilitan, actuando con la debida diligencia para prevenirla, investigarla y sancionarla, así como brindar atención, protección y reparación integral a las víctimas, considerando especialmente las situaciones de vulnerabilidad en que puedan hallarse.
Con él se podrá exigir al Estado establecer normas y políticas integrales contra la violencia machista, financiarlas e intentar erradicar la violencia desde su base, arraigada en la cultura; y responsabilizar al Estado cuando la avale. También se podrá exigir legislación y políticas públicas sobre los distintos aspectos discriminatorios hacia las mujeres, tales como igualdad salarial, educación no sexista, acceso a la justicia, entre otros.
Los Derechos Humanos de las mujeres, niñas, diversidades y disidencias sexogenéricas nunca habían sido explícitamente reconocidos por la Constitución. Tampoco la necesidad de erradicar la violencia que nos afecta en todos los ámbitos en que habitamos o transitamos.
Motivadas por las mujeres, niñas y disidencias que han dedicado su vida a erradicar la violencia machista, y aquellas que la perdieron a manos femicidas, policiales o militares, nos enorgullecemos en protagonizar este momento histórico. Por ello, varias organizaciones feministas, entre ellas la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres y la Coordinadora 8M, efectuamos una metodología participativa con 14 encuentros en la IV, V, Región Metropolitana, VI y IX regiones, junto a 200 mujeres de 48 organizaciones.
Como todas las identidades cuyo reconocimiento se incorpora en la Nueva Constitución, y asociado a las normas sobre paridad y juzgamiento con perspectiva de género, se ha promovido el mito de que los hombres y niños no estarán protegidos, o que la nueva carta fundamental protegerá sólo a las mujeres. Es probable que este mito se instale para hacer que hombres se sientan discriminados y así rechacen la Nueva Constitución. La igualdad ante la ley no se pierde con esta norma ni otras, sino que más bien se asegura.
Se ha avanzado hacia disminuir la violencia machista gracias a que tanto la legislación como las políticas públicas harán al Estado responsable de promover una vida libre de violencia. Las mujeres, niñas, diversidades y disidencias podrán caminar por las calles y realizar toda clase de actividades sin tanto temor a sufrir actos de violencia machista.
El desarrollo del país necesariamente tiene que incluir a todas las personas que lo habitan, puesto que cada una de las identidades, naciones y nacionalidades que lo componen aportan desde su particular visión a la diversidad que enriquece a una cultura. Así también, un país se desarrolla con habitantes que viven en solidaridad y cooperación, en confianza y seguridad, sin violencia, todas condiciones que, en la actualidad, están lejos de la realidad que viven las mujeres y otros sectores oprimidos de la comunidad.
Se reconoce que las mujeres, niñas, diversidades y disidencias sexogenéricas somos seres humanos, y que nuestra dignidad es profundamente afectada por la violencia machista, por lo que merecemos vivir una vida libre de dicha violencia.
Las personas se sentirán seguras en todos los espacios y podrán desarrollar todo su potencial, con la certeza de que podrán realizar sus proyectos de vida individuales y colectivos.
El temor a la violencia machista y todas las restricciones que ésta crea en quienes la sufren, nos impide acceder a actividades, derechos, espacios, profesiones, etc. Al disminuir la violencia por este compromiso explícito del Estado, podremos participar en espacios donde los varones acceden sin temor o restricciones. La aspiración es a la igualdad de derechos y ante la ley para todos los seres humanos, y la construcción de una nueva sociedad, plural y diversa.
"(...) Con él se podrá exigir al Estado establecer normas y políticas integrales contra la violencia machista, financiarlas e intentar erradicar la violencia desde su base, arraigada en la cultura; y responsabilizar al Estado cuando la avale. También se podrá exigir legislación y políticas públicas sobre los distintos aspectos discriminatorios hacia las mujeres, tales como igualdad salarial, educación no sexista, acceso a la justicia, entre otros. (...)"
Evaluada por:
Artículo 27
1. Todas las mujeres, las niñas, las adolescentes y las personas de las diversidades y disidencias sexuales y de género tienen derecho a una vida libre de violencia de género en todas sus manifestaciones, tanto en el ámbito público como en el privado, sea que provenga de particulares, instituciones o agentes del Estado.
2. El Estado deberá adoptar las medidas necesarias para erradicar todo tipo de violencia de género y los patrones socioculturales que la posibilitan, actuando con la debida diligencia para prevenirla, investigarla y sancionarla, así como brindar atención, protección y reparación integral a las víctimas, considerando especialmente las situaciones de vulnerabilidad en que puedan hallarse.
Con él se podrá exigir al Estado establecer normas y políticas integrales contra la violencia machista, financiarlas e intentar erradicar la violencia desde su base, arraigada en la cultura; y responsabilizar al Estado cuando la avale. También se podrá exigir legislación y políticas públicas sobre los distintos aspectos discriminatorios hacia las mujeres, tales como igualdad salarial, educación no sexista, acceso a la justicia, entre otros.
Los Derechos Humanos de las mujeres, niñas, diversidades y disidencias sexogenéricas nunca habían sido explícitamente reconocidos por la Constitución. Tampoco la necesidad de erradicar la violencia que nos afecta en todos los ámbitos en que habitamos o transitamos.
Motivadas por las mujeres, niñas y disidencias que han dedicado su vida a erradicar la violencia machista, y aquellas que la perdieron a manos femicidas, policiales o militares, nos enorgullecemos en protagonizar este momento histórico. Por ello, varias organizaciones feministas, entre ellas la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres y la Coordinadora 8M, efectuamos una metodología participativa con 14 encuentros en la IV, V, Región Metropolitana, VI y IX regiones, junto a 200 mujeres de 48 organizaciones.
Como todas las identidades cuyo reconocimiento se incorpora en la Nueva Constitución, y asociado a las normas sobre paridad y juzgamiento con perspectiva de género, se ha promovido el mito de que los hombres y niños no estarán protegidos, o que la nueva carta fundamental protegerá sólo a las mujeres. Es probable que este mito se instale para hacer que hombres se sientan discriminados y así rechacen la Nueva Constitución. La igualdad ante la ley no se pierde con esta norma ni otras, sino que más bien se asegura.
Se ha avanzado hacia disminuir la violencia machista gracias a que tanto la legislación como las políticas públicas harán al Estado responsable de promover una vida libre de violencia. Las mujeres, niñas, diversidades y disidencias podrán caminar por las calles y realizar toda clase de actividades sin tanto temor a sufrir actos de violencia machista.
El desarrollo del país necesariamente tiene que incluir a todas las personas que lo habitan, puesto que cada una de las identidades, naciones y nacionalidades que lo componen aportan desde su particular visión a la diversidad que enriquece a una cultura. Así también, un país se desarrolla con habitantes que viven en solidaridad y cooperación, en confianza y seguridad, sin violencia, todas condiciones que, en la actualidad, están lejos de la realidad que viven las mujeres y otros sectores oprimidos de la comunidad.
Se reconoce que las mujeres, niñas, diversidades y disidencias sexogenéricas somos seres humanos, y que nuestra dignidad es profundamente afectada por la violencia machista, por lo que merecemos vivir una vida libre de dicha violencia.
Las personas se sentirán seguras en todos los espacios y podrán desarrollar todo su potencial, con la certeza de que podrán realizar sus proyectos de vida individuales y colectivos.
El temor a la violencia machista y todas las restricciones que ésta crea en quienes la sufren, nos impide acceder a actividades, derechos, espacios, profesiones, etc. Al disminuir la violencia por este compromiso explícito del Estado, podremos participar en espacios donde los varones acceden sin temor o restricciones. La aspiración es a la igualdad de derechos y ante la ley para todos los seres humanos, y la construcción de una nueva sociedad, plural y diversa.