"(...) El principio del buen vivir recoge e incorpora a la Constitución el derecho a un nivel de vida adecuado y la mejora continua de las condiciones de existencia que se establece en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Esto lo hace, además, desde una perspectiva territorial y local muy particular de Chile, donde el “buen vivir” hace expresa referencia a tradiciones culturales y ancestrales de los pueblos indígenas. (...)"
Evaluada por:
Artículo 8
Las personas y los pueblos son interdependientes con la naturaleza y forman con ella un conjunto inseparable. El Estado reconoce y promueve el buen vivir como una relación de equilibrio armónico entre las personas, la naturaleza y la organización de la sociedad.
Cuando nuestros barrios se llenan de microbasurales o las zonas rurales sufren la sequía o el deterioro de la naturaleza, sentimos que algo anda mal, pues lo que pasa en nuestro entorno nos afecta directamente. Es por eso que como Estado debemos proyectarnos desde una relación armónica entre la naturaleza y las personas, mantener un orden y equilibrio con nuestro entorno es clave para asegurar una mejor vida hoy y en el futuro. El principio de buen vivir se propone mejorar la calidad de vida desde una relación armónica entre humanos y naturaleza, y la satisfacción de las diversas necesidades.
El principio del buen vivir recoge e incorpora a la Constitución el derecho a un nivel de vida adecuado y la mejora continua de las condiciones de existencia que se establece en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Esto lo hace, además, desde una perspectiva territorial y local muy particular de Chile, donde el “buen vivir” hace expresa referencia a tradiciones culturales y ancestrales de los pueblos indígenas.
Este principio debe iluminar la garantía del derecho a la educación, salud, vivienda y justicia, como derechos humanos, tanto desde la igualdad de oportunidades como desde la coexistencia con la naturaleza; desigualdades sociales que motivaron el cambio de Constitución tras el “estallido social”. Esto genera un cambio fundamental de paradigma, a partir de una Constitución vigente que ha privatizado los derechos sociales y ha transformado el país en uno donde la calidad y el acceso a estos derechos depende de si eres rico o pobre.
La ciudadanía se ha organizado a nivel local y nacional en rechazo a proyectos que en nombre del desarrollo generan daños medioambientales irreversibles y afectando la calidad de vida de las personas. Esto se traduce en la contaminación del mar, del aire, la pérdida de biodiversidad, escasez hídrica, entre otros. Las demandas de los movimientos sociales medioambientales del campo y la ciudad, entre los que se puede nombrar el Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT), el Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (MODATIMA) y el Movimiento Social por la Defensa del Agua y la Vida, entre otros, se verán resguardadas bajo el principio de equilibrio armónico entre personas y naturaleza.
Hay rumores de que con esto se pone freno al desarrollo, que las empresas no querrán invertir si se le ponen tantas trabas. Sin embargo, se trata de pensar el desarrollo desde proyectos y nuevas tecnologías que sean capaces de mantener un equilibrio con el entorno. Pensar en nuevas formas de hacer las cosas, resguardando la naturaleza, la salud de las comunidades que viven cerca de los proyectos y la calidad de vida, no es frenar el desarrollo, pues el desarrollo no es solo crecimiento económico.
Un Chile que convive armónicamente con la naturaleza, donde las zonas de sacrificio y el saqueo de los recursos naturales es parte del pasado. Un Chile que ha logrado desarrollar tecnologías que restauran los daños pasados y estrategias de desarrollo que son amigables con el medioambiente y las comunidades.
El artículo implica re-pensar el modelo de desarrollo, actualmente centrado principalmente en el crecimiento económico, y avanzar hacia un modelo de desarrollo que sea sostenible y armónico con el entorno y las comunidades que lo habitan.
El deterioro de la naturaleza, así como los efectos que esto trae en la calidad de vida de las personas, afecta la posibilidad de vivir dignamente en su propio territorio y en un entorno libre de contaminación, aspectos directamente relacionados con los Derechos Humanos. Pero junto al resguardo de Derechos Humanos, se enfatiza en resguardar la naturaleza, y así, desde la protección de lo humano y lo natural asegurar una relación armónica entre ambos.
Organizar el país desde la armonía entre humanos y naturaleza permitirá cambiar las estrategias de desarrollo que se han implementado durante las últimas décadas, en donde el desarrollo económico prima por sobre la calidad de vida o el deterioro del entorno.
Para avanzar en esa dirección se requiere innovación y estrategias sustentables con el medio ambiente, tanto para aminorar los efectos actuales, como para resguardar el futuro desde un desarrollo sostenible.
"(...) El principio del buen vivir recoge e incorpora a la Constitución el derecho a un nivel de vida adecuado y la mejora continua de las condiciones de existencia que se establece en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Esto lo hace, además, desde una perspectiva territorial y local muy particular de Chile, donde el “buen vivir” hace expresa referencia a tradiciones culturales y ancestrales de los pueblos indígenas. (...)"
Evaluada por:
Artículo 8
Las personas y los pueblos son interdependientes con la naturaleza y forman con ella un conjunto inseparable. El Estado reconoce y promueve el buen vivir como una relación de equilibrio armónico entre las personas, la naturaleza y la organización de la sociedad.
Cuando nuestros barrios se llenan de microbasurales o las zonas rurales sufren la sequía o el deterioro de la naturaleza, sentimos que algo anda mal, pues lo que pasa en nuestro entorno nos afecta directamente. Es por eso que como Estado debemos proyectarnos desde una relación armónica entre la naturaleza y las personas, mantener un orden y equilibrio con nuestro entorno es clave para asegurar una mejor vida hoy y en el futuro. El principio de buen vivir se propone mejorar la calidad de vida desde una relación armónica entre humanos y naturaleza, y la satisfacción de las diversas necesidades.
El principio del buen vivir recoge e incorpora a la Constitución el derecho a un nivel de vida adecuado y la mejora continua de las condiciones de existencia que se establece en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Esto lo hace, además, desde una perspectiva territorial y local muy particular de Chile, donde el “buen vivir” hace expresa referencia a tradiciones culturales y ancestrales de los pueblos indígenas.
Este principio debe iluminar la garantía del derecho a la educación, salud, vivienda y justicia, como derechos humanos, tanto desde la igualdad de oportunidades como desde la coexistencia con la naturaleza; desigualdades sociales que motivaron el cambio de Constitución tras el “estallido social”. Esto genera un cambio fundamental de paradigma, a partir de una Constitución vigente que ha privatizado los derechos sociales y ha transformado el país en uno donde la calidad y el acceso a estos derechos depende de si eres rico o pobre.
La ciudadanía se ha organizado a nivel local y nacional en rechazo a proyectos que en nombre del desarrollo generan daños medioambientales irreversibles y afectando la calidad de vida de las personas. Esto se traduce en la contaminación del mar, del aire, la pérdida de biodiversidad, escasez hídrica, entre otros. Las demandas de los movimientos sociales medioambientales del campo y la ciudad, entre los que se puede nombrar el Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT), el Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (MODATIMA) y el Movimiento Social por la Defensa del Agua y la Vida, entre otros, se verán resguardadas bajo el principio de equilibrio armónico entre personas y naturaleza.
Hay rumores de que con esto se pone freno al desarrollo, que las empresas no querrán invertir si se le ponen tantas trabas. Sin embargo, se trata de pensar el desarrollo desde proyectos y nuevas tecnologías que sean capaces de mantener un equilibrio con el entorno. Pensar en nuevas formas de hacer las cosas, resguardando la naturaleza, la salud de las comunidades que viven cerca de los proyectos y la calidad de vida, no es frenar el desarrollo, pues el desarrollo no es solo crecimiento económico.
Un Chile que convive armónicamente con la naturaleza, donde las zonas de sacrificio y el saqueo de los recursos naturales es parte del pasado. Un Chile que ha logrado desarrollar tecnologías que restauran los daños pasados y estrategias de desarrollo que son amigables con el medioambiente y las comunidades.
El artículo implica re-pensar el modelo de desarrollo, actualmente centrado principalmente en el crecimiento económico, y avanzar hacia un modelo de desarrollo que sea sostenible y armónico con el entorno y las comunidades que lo habitan.
El deterioro de la naturaleza, así como los efectos que esto trae en la calidad de vida de las personas, afecta la posibilidad de vivir dignamente en su propio territorio y en un entorno libre de contaminación, aspectos directamente relacionados con los Derechos Humanos. Pero junto al resguardo de Derechos Humanos, se enfatiza en resguardar la naturaleza, y así, desde la protección de lo humano y lo natural asegurar una relación armónica entre ambos.
Organizar el país desde la armonía entre humanos y naturaleza permitirá cambiar las estrategias de desarrollo que se han implementado durante las últimas décadas, en donde el desarrollo económico prima por sobre la calidad de vida o el deterioro del entorno.
Para avanzar en esa dirección se requiere innovación y estrategias sustentables con el medio ambiente, tanto para aminorar los efectos actuales, como para resguardar el futuro desde un desarrollo sostenible.