"(...) Al educar en sexualidad, responsabilidad sexo-afectiva, autocuidado y consentimiento, entre otros temas, se colabora a generar ambientes seguros para las infancias y adolescencias, permitiendoles vivir una vida libre de abusos, violaciones y situaciones de acoso/bullying, además de ayudarles a identificarlas y prevenirlas.(...)"
Evaluada por:
Artículo 40
Toda persona tiene derecho a recibir una educación sexual integral, que promueva el disfrute pleno y libre de la sexualidad; la responsabilidad
sexoafectiva; la autonomía, el autocuidado y el consentimiento; el reconocimiento de las diversas identidades y expresiones del género y la sexualidad; que erradique los estereotipos de género, y que prevenga la violencia de género y sexual.
La sexualidad es un aspecto central en la vida de las personas, abarca múltiples dimensiones y está presente a lo largo de todo el ciclo vital. Es por esto que es importante tener una educación sexual integral, ya que proporciona conocimientos y competencias a las personas para tomar decisiones informadas sobre su cuerpo y sexualidad. Esto incluye información científicamente exacta e imparcial sobre temas como la prevención del abuso sexual y la violencia de género, la diversidad, las relaciones, la anticoncepción, etc.
La educación sexual integral es un derecho humano, y la Constitución actual no la garantiza ni referencia en ningún artículo, por esto la Nueva Constitución haría una mejora al incorporarla. Además al educar en sexualidad, responsabilidad sexo-afectiva, autocuidado y consentimiento, entre otros temas, se colabora a generar ambientes seguros para las infancias y adolescencias, permitiendoles vivir una vida libre de abusos, violaciones y situaciones de acoso/bullying, además de ayudarles a identificarlas y prevenirlas.
En estos países destaca la existencia de una ley/articulo/decreto sobre educación sexual integral de manera obligatoria: Portugal, Suecia, Croacia, República Checa, Irlanda, Austria, Dinamarca, Alemania, Bélgica, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Países bajos, Portugal, Suecia, Uruguay, Argentina y Australia. En otros 10 países igualmente es obligatoria. En otros 22 países es opcional.
En todos los países con educación sexual integral los datos dan cuenta de una reducción de la asunción de riesgos y de un incremento en el uso de preservativos y anticonceptivos.
En 1970 aparece en Chile la primera publicación oficial del Gobierno en educación sexual. En 1973, en dictadura, se interviene esta propuesta, quedando un vacío hasta 1989, habiendo investigaciones y propuestas desde organizaciones e instituciones externas. Entre 1991 y 1994 el Ministerio de Educación define un marco político general de referencia insuficiente, lo cuál no ha cambiado mucho hasta hoy, donde diversas organizaciones como Aprofa y CEMERA, entre otras, han intentado cubrir la carencia.
Mito: Promueve la homosexualidad, enseña a niñes a masturbarse y tener sexo, dice que no existen varones ni mujeres.
Realidad: La educación sexual integral brinda información clara, científicamente exacta, imparcial, comprensible y completa sobre sexualidad y género desde aspectos biológicos, sociales, jurídicos y afectivos. Además normaliza hablar sobre sexualidad, promueve el disfrute y desmonta estereotipos y mandatos de masculinidad y feminidad impuestos apoyándose en los derechos humanos.
Imaginamos un mundo sin violencias donde los derechos humanos de las personas sean respetados, donde la educación sexual integral esté garantizada y las personas posean la información necesaria para cuidar su cuerpo y tomar decisiones libremente sobre él. Donde los embarazos sean deseados y haya aborto legal, libre, seguro y gratuito. Donde las personas sean capaces de entablar relaciones sanas basadas en la responsabilidad sexo-afectiva, donde no se discrimine a la diversidad y donde la sexualidad deje de ser tabú.
La educación siempre será un aporte para el desarrollo del país, pero la educación sexual integral en particular nos ayuda a crear un país más respetuoso, consciente, informado y libre. Además el tener una educación sexual integral garantizada, reduce la violencia de género, el abuso, el embarazo adolescente y el embarazo no deseado, disminuye la tasa de contagio de infecciones de transmisión sexual, promueve las relaciones sanas, el conocimiento del cuerpo y nos da herramientas para mejorar nuestra relación con la sexualidad.
La educación sexual integral es y debe ser considerada como un derecho humano, además de ser necesaria para poder respetar y hacer valer una serie de derechos humanos como los derechos sexuales y reproductivos. De este modo, es posible poder respetarlos y hacerlos valer al educar en sexualidad, responsabilidad sexo-afectiva; autonomía, autocuidado y consentimiento, entre otros temas igual de relevantes.
Se ha demostrado que el tener una educación sexual integral garantizada desde temprana edad protege a las infancias y adolescencias dentro de sus establecimientos educativos, promoviendo un ambiente libre abusos, violaciones y situaciones de acoso o bullying, y ayudando a su identificación y prevención. Además protege a las mujeres y disidencias al educar desde un enfoque de género y de respeto a la diversidad y los derechos humanos de todas las personas.
Aporta enormemente ya que la educación sexual integral promueve la igualdad y el respeto por los derechos humanos de todas las personas desde un enfoque de género y de respeto a la diversidad, previniendo todo tipo de violencia y discriminación arbitraria por orientación sexual, género, expresión de género, etc.
"(...) Al educar en sexualidad, responsabilidad sexo-afectiva, autocuidado y consentimiento, entre otros temas, se colabora a generar ambientes seguros para las infancias y adolescencias, permitiendoles vivir una vida libre de abusos, violaciones y situaciones de acoso/bullying, además de ayudarles a identificarlas y prevenirlas.(...)"
Evaluada por:
Artículo 40
Toda persona tiene derecho a recibir una educación sexual integral, que promueva el disfrute pleno y libre de la sexualidad; la responsabilidad
sexoafectiva; la autonomía, el autocuidado y el consentimiento; el reconocimiento de las diversas identidades y expresiones del género y la sexualidad; que erradique los estereotipos de género, y que prevenga la violencia de género y sexual.
La sexualidad es un aspecto central en la vida de las personas, abarca múltiples dimensiones y está presente a lo largo de todo el ciclo vital. Es por esto que es importante tener una educación sexual integral, ya que proporciona conocimientos y competencias a las personas para tomar decisiones informadas sobre su cuerpo y sexualidad. Esto incluye información científicamente exacta e imparcial sobre temas como la prevención del abuso sexual y la violencia de género, la diversidad, las relaciones, la anticoncepción, etc.
La educación sexual integral es un derecho humano, y la Constitución actual no la garantiza ni referencia en ningún artículo, por esto la Nueva Constitución haría una mejora al incorporarla. Además al educar en sexualidad, responsabilidad sexo-afectiva, autocuidado y consentimiento, entre otros temas, se colabora a generar ambientes seguros para las infancias y adolescencias, permitiendoles vivir una vida libre de abusos, violaciones y situaciones de acoso/bullying, además de ayudarles a identificarlas y prevenirlas.
En estos países destaca la existencia de una ley/articulo/decreto sobre educación sexual integral de manera obligatoria: Portugal, Suecia, Croacia, República Checa, Irlanda, Austria, Dinamarca, Alemania, Bélgica, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Países bajos, Portugal, Suecia, Uruguay, Argentina y Australia. En otros 10 países igualmente es obligatoria. En otros 22 países es opcional.
En todos los países con educación sexual integral los datos dan cuenta de una reducción de la asunción de riesgos y de un incremento en el uso de preservativos y anticonceptivos.
En 1970 aparece en Chile la primera publicación oficial del Gobierno en educación sexual. En 1973, en dictadura, se interviene esta propuesta, quedando un vacío hasta 1989, habiendo investigaciones y propuestas desde organizaciones e instituciones externas. Entre 1991 y 1994 el Ministerio de Educación define un marco político general de referencia insuficiente, lo cuál no ha cambiado mucho hasta hoy, donde diversas organizaciones como Aprofa y CEMERA, entre otras, han intentado cubrir la carencia.
Mito: Promueve la homosexualidad, enseña a niñes a masturbarse y tener sexo, dice que no existen varones ni mujeres.
Realidad: La educación sexual integral brinda información clara, científicamente exacta, imparcial, comprensible y completa sobre sexualidad y género desde aspectos biológicos, sociales, jurídicos y afectivos. Además normaliza hablar sobre sexualidad, promueve el disfrute y desmonta estereotipos y mandatos de masculinidad y feminidad impuestos apoyándose en los derechos humanos.
Imaginamos un mundo sin violencias donde los derechos humanos de las personas sean respetados, donde la educación sexual integral esté garantizada y las personas posean la información necesaria para cuidar su cuerpo y tomar decisiones libremente sobre él. Donde los embarazos sean deseados y haya aborto legal, libre, seguro y gratuito. Donde las personas sean capaces de entablar relaciones sanas basadas en la responsabilidad sexo-afectiva, donde no se discrimine a la diversidad y donde la sexualidad deje de ser tabú.
La educación siempre será un aporte para el desarrollo del país, pero la educación sexual integral en particular nos ayuda a crear un país más respetuoso, consciente, informado y libre. Además el tener una educación sexual integral garantizada, reduce la violencia de género, el abuso, el embarazo adolescente y el embarazo no deseado, disminuye la tasa de contagio de infecciones de transmisión sexual, promueve las relaciones sanas, el conocimiento del cuerpo y nos da herramientas para mejorar nuestra relación con la sexualidad.
La educación sexual integral es y debe ser considerada como un derecho humano, además de ser necesaria para poder respetar y hacer valer una serie de derechos humanos como los derechos sexuales y reproductivos. De este modo, es posible poder respetarlos y hacerlos valer al educar en sexualidad, responsabilidad sexo-afectiva; autonomía, autocuidado y consentimiento, entre otros temas igual de relevantes.
Se ha demostrado que el tener una educación sexual integral garantizada desde temprana edad protege a las infancias y adolescencias dentro de sus establecimientos educativos, promoviendo un ambiente libre abusos, violaciones y situaciones de acoso o bullying, y ayudando a su identificación y prevención. Además protege a las mujeres y disidencias al educar desde un enfoque de género y de respeto a la diversidad y los derechos humanos de todas las personas.
Aporta enormemente ya que la educación sexual integral promueve la igualdad y el respeto por los derechos humanos de todas las personas desde un enfoque de género y de respeto a la diversidad, previniendo todo tipo de violencia y discriminación arbitraria por orientación sexual, género, expresión de género, etc.